como revela el estudio «Tabletas en educación. Hacia un aprendizaje basado en competencias», impulsado por Samsung Electronics. El estudio se ha centrado en el análisis del impacto que tiene el uso de tabletas en el rendimiento académico de los estudiantes y en las mejoras en los resultados de las tres competencias clave identificadas para el estudio. Para su confección han participado 850 alumnos de edades entre 10 y 12 años de 32 centros educativos, y 350 docentes.
La utilización de dispositivos móviles dentro y fuera del aula como estrategia educativa permite a los estudiantes acceder al conocimiento en cualquier lugar y en cualquier momento, siendo la tecnología catalizadora de un cambio de paradigma. Tras el análisis de los datos obtenidos en el estudio se han identificado mejoras en tres competencias consideradas como clave para el siglo XXI: en comunicación lingüística, la competencia digital y de «aprender a aprender».
Impulsa el trabajo colaborativo
Sobre la primera de las competencias, la competencia digital, el estudio muestra una mejora de esta competencia del 19% a lo largo del curso. El uso de los dispositivos móviles promueve espacios de trabajo colaborativo ya que permite que los alumnos se ayuden mutuamente. Asimismo, la autonomía que aportan las tabletas genera un aumento de trabajo autodirigido que promueve una búsqueda de alternativas ante las dificultades que puedan surgir y la resolución de problemas.
Respecto a la competencia en comunicación lingüística, los alumnos muestran un 11% de mejora durante el curso analizado. A este respecto, la mejora de los alumnos viene marcada por la exposición oral, su grabación y posterior visualización. Por otro lado, el uso de ciertas aplicaciones tecnológicas para la producción de textos permite mejorar la creatividad. Además, se genera una mejora en la comunicación entre los propios alumnos y entre el alumno y el profesor.
El desarrollo de esta competencia también se refleja en las actividades donde los alumnos de centros situados en distintas localidades se comunican a distancia a través de una aplicación, trabajando conjuntamente. En lo que concierne a la tercera competencia, el proceso de «aprender a aprender» registra un 12% de mejora durante el curso.
Aprendizaje autónomo
Los profesores entrevistados consideran que se produce un aprendizaje más autónomo, como se recoge en el estudio. Se produce un cambio metodológico en cuanto a la búsqueda de información, lo que conlleva a que los estudiantes puedan desarrollar sus habilidades de investigación, así como la selección de datos, y sepan desenvolverse en un entorno flexible y en continuo cambio.
Durante el curso 2016-2107, los centros integrantes del proyecto han llevado a cabo proyectos colaborativos «eTwinning» que han requerido un alto nivel de comunicación y colaboración entre centros, como se ha dado a conocer durante la presentación del estudio. En las evidencias recogidas se ha observado el desarrollo de habilidades requeridas para trabajar en el siglo XXI, tales como el trabajo en equipo y la creatividad mediante un uso integrado de la tecnología digital. El impacto en el entorno ha sido también uno de los grandes hitos del proyecto ya que no sólo se ha contribuido a la transformación de los centros educativos a nivel interno, sino que se ha generado un impacto también fuera de éste, en las casas y las familias de los estudiantes participantes.
Sí pero con riesgos, muchos riesgos
La compañía de ciberseguridad Panda Security ha advertido de los peligros que el uso de tabletas puede acarrear tanto para niños como padres y profesores a través de amenazas como la ingeniería social y el «ransomware». Las nuevas tecnologías cada vez son más habituales para los niños, incluido en un ámbito como es la educación.
Sin embargo, en los colegios en los que todas las tabletas no salen nunca de las aulas existe el riesgo de que un ciberdelincuente llegue al servidor de la escuela y desde ahí consiga acceso a todos los dispositivos. Para conseguirlo, los cibercriminales se sirven de la ingeniería social para inyectar códigos maliciosos con los que hacer «ransomware». Los ciberdelincuentes pueden secuestrar los equipos de los niños y no desbloqueárselos hasta que accedan a sus peticiones. Para ello, pueden extorsionar a los menores con hacer público que han suspendido una asignatura para pedirles desde que roben dinero a sus padres hasta exigirles fotos suyas o de su entorno.
Para evitar estos riesgos, la compañía recomienda que una vez al año todos los niños «formen parte de algún tipo de dinámica en la que tengan que enfrentarse a un ciberataque» como formación sobre los riesgos en internet, ha explicado Hervé Lambert, portavoz de Panda Security, en un comunicado de la compañía. No obstante, el riesgo es aún mayor en las escuelas en las que son los estudiantes quienes llevan sus propios dispositivos a clase, ya que el colegio no puede ofrecerles seguridad suficiente. Entre las medidas de seguridad que pueden implantar los coleios se encuentra el uso de redes de comunicación seguras dentro de las instituciones
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