Esta tecnología, según reflexiona el autor, permite una evolución natural del internet de la información hacia el internet del valor, donde se puede compartir valor, de una forma digital y descentralizada, sin que se requiera una tercera entidad central.El actual internet de la información ha modificado totalmente nuestras vidas, generando nuevas pautas de comportamiento y habilitando nuevas industrias y modelos de negocio. Sin embargo, la aparición de la filosofía y tecnología «blockchain» permite una evolución natural del internet de la información hacia el internet del valor, donde se puede compartir valor, de una forma digital y descentralizada, sin que se requiera una tercera entidad central de confianza que establezca su criterio a los diferentes jugadores.
Este nuevo internet del valor, gracias a las características inherentes de Blockchain (inmutabilidad, transparencia o seguridad) y a las capacidades de los contratos inteligentes (acuerdo entre partes con capacidad de auto-ejecución), nos permite redefinir un nuevo modelo de la industria de los contenidos digitales. En la actualidad, el internet de la información permite que cada día se generen 4.600 millones de contenidos («tuits», videos, artículos, correos electrónicos…). Una revolución en la libre distribución de contenidos digitales que ha beneficiado principalmente a los consumidores, pero que no ha logrado que los creadores puedan monetizar su trabajo.
Gracias a Blockchain esta problemática puede cambiar. Cualquier creador de contenidos digitales puede proteger y demostrar la creación original de tales contenidos, a pesar de las posibles transformaciones y réplicas de los archivos. ¿Cómo? Mediante un registro universal de los activos digitales, donde se gobernaría el uso y licencias de los contenidos, así como la trazabilidad en función de su distribución y consumo.
El nuevo modelo permitiría la capacidad de desintermediación de la distribución de contenidos, generando un nuevo ecosistema de creación, consumo, distribución y monetización de los contenidos. Este ecosistema, abierto y participativo, favorecería la creación de reglas de compensación para los creadores, en función de criterios de negocio tales como la popularidad, valoración, impacto o actividad de los contenidos.
Además, el creador puede establecer nuevos modelos de relación y definir precios personalizados con los consumidores, facilitando la distribución de contenidos fragmentados gracias a la posibilidad de efectuar micropagos o el trueque digital entre diferentes unidades de cuenta. Y todo ello bajo un modelo de total transparencia en cuanto a las reglas de uso de los activos digitales y los derechos de propiedad intelectual, así como la automatización en los pagos entre los diferentes actores. Tenemos, por tanto, la oportunidad de rediseñar la industria de los contenidos digitales, protegiendo los derechos de los creadores y favoreciendo la transparencia, equidad y rentabilidad. Bienvenidos a la realidad del nuevo mundo descentralizado.
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