Cuando un programa dejaba de responder y parecía que te habías pasado el Solitario.
Cuando jugar al pinball era toda una hazaña (Maldito momento cuando apareció internet…).
Cuando madrugabas sólo para ver tus dibujos favoritos.
Cuando había que navegar entre miles de ventanas para llegar al archivo o programa deseado.
Cuando después de grabar un CD el equipo no lo reconocía.
Cuando no era raro ver que te quedaban 39 años para copiar o guardar algo.
Cuando abrías la tapa de la bolita del ratón para limpiarlo y encontrabas pelusa para hacerte un abrigo.
Cuando no encontrabas tu disco favorito para escucharlo en la super radio más moderna que había para coches.
Cuando el descargar una canción tardaba toda una eternidad.
Cuando tenías que alquilar las películas para verlas en casa y de paso mirabas de reojo la sección de adultos.
Cuando perdías una de las minas y adiós lápiz.
Cuando ya no había sitio para más mensajes de texto.
Cuando tenías que decidir entre tener acceso a Internet o que funcionara el teléfono.
Cuando rebobinabas los cassettes con el dedo o con un bolígrafo.
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